El Athletic tendrá un San Mamés cinco estrellas, un estadio que simbolice la modernidad del club, que sea una referencia arquitectónica de la ciudad y que pueda acoger un acontecimiento futbolístico de primera magnitud -como una final de la Liga de Campeones-. Obtener ese sello de calidad concedido por la UEFA -y que ya poseen recintos de vanguardia como el Amsterdam Arena y el Emirates Stadium del Arsenal- supone asumir una serie de exigencias de aforo, accesos e infraestructuras que encarecen el proyecto y obligan a buscar fórmulas de financiación. El futuro coliseo rojiblanco ya tiene su mancha en la reordenación de Basurto-Olabeaga, tendrá cabida para 55.000 espectadores sentados -más del mínimo exigido por las federaciones internacionales para figurar entre los mejores- y dispone de una pista de despegue -la sociedad 'San Mamés barria'- para ser una realidad en 2010. Ahora sólo faltan los compromisos escritos para construirlo... y el dinero. La junta directiva entiende que existen «poderosas razones» para trasladarse a un estadio nuevo; entre ellas, el cumplimiento de la normativa de vigilancia y seguridad (accesos, asistencia sanitaria y evacuación), mejorar la comodidad del aficionado, cumplir las recomendaciones para albergar un evento de carácter europeo y satisfacer las solicitudes de nuevos socios. Para atender estos requisitos, los dirigentes de Ibaigane han estudiado los diseños y los planes de financiación de los últimos campos de alto 'standing' que se han levantado en Europa. Su análisis les ha llevado a realizar una proyección que sitúa el presupuesto del futuro recinto bilbaíno en 183 millones de euros; es decir, en más de 3.300 euros por localidad. Es el capital necesario para equiparar el nuevo San Mamés con otros cinco estrellas españoles como el Camp Nou, el estadio de La Cartuja, el Vicente Calderón y el Olímpico de Montjuic. Como punto de partida, el Athletic ha creado una sociedad junto a la Diputación de Vizcaya y la BBK que «garantiza la viabilidad» del proyecto aunque no se sume ningún socio más al mismo. En virtud de ese acuerdo, el club aportará el terreno del actual estadio -20.000 metros cuadrados- y dinero; la institución foral otros 21.000 metros cuadrados y capital; y, la entidad de ahorro, dinero y métodos de financiación. Sea cual sea la fórmula elegida para sufragar una obra tan compleja y cara, deberá respetar una serie de objetivos que, según el club, son irrenunciables: coste cero para el socio, implicación económica institucional, la no pérdida patrimonial, la garantía de continuidad en un proyecto de larga duración y la financiación del plan sin que afecte a los presupuestos. Motor de desarrollo Los dirigentes rojiblancos entienden que, con esta operación, el Athletic ganará patrimonio porque, aunque la propiedad del estadio será compartida, lo que no ocurre con el campo actual, el edificio se revalorizará por el hecho de ser nuevo y porque generará un importante volumen de negocio y, por tanto, de ingresos. Ana Urquijo y sus colaboradores han apostado por la sociedad 'San Mamés barria' al comprobar que los sistemas que habían barajado con el fin de obtener fondos para el estadio no tenían visos de fructificar. Es el caso de las subvenciones públicas, una vía que se ha tornado «conflictiva»; la obtención por adelantado del dinero de los nuevos socios mediante el cobro de varias temporadas -un camino muy difícil si se tiene en cuenta que al menos durante una campaña el estadio tendrá un fondo en obras y, por tanto, no lo podrían disfrutar todos ellos; y el 'alquiler' de los palcos VIP -el capital obtenido por este concepto no cubriría los 60 millones de euros presupuestados-. Aunque el proyecto requiere una inversión inicial muy importante, en Ibaigane existe el convencimiento de que el nuevo campo será un motor de desarrollo de capital que, con el tiempo, revertirá en sus arcas a través de cuantiosos contratos publicitarios. Los palcos VIP, desechados como financiación inicial, se convertirán sin embargo en otro de los conceptos fundamentales de obtención de ingresos en el futuro. Esta fórmula funciona ya desde hace años en los estadios más importantes de España y del resto de Europa. El taquillaje -ahora casi inexistente en el actual San Mamés- se convertirá en otra potencial fuente de beneficios, además de los más de 7.000 nuevos socios que el club espera sumar a los actuales. «Se nos abren más posibilidades para generar recursos propios», dice la directiva. i.orio@diario-elcorreo.com |
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