Ni el Real Madrid se libra: todos endeudados. ¿Hay algún político que se atreva a poner orden en esto?
ALARMA ROJA
En el transcurso de las últimas temporadas, el endeudamiento del Real Madrid se ha ido incrementando ostensiblemente y así lo testimonian los balances resumidos de los ejercicios 1999-00 a 2001-02. De unas deudas al 30 de junio del 2000 de 250,2 millones de euros se pasa, a 30 de junio del 2006, a los mencionados 451,2 ‘kilos’. La evolución del endeudamiento es muy al alza. Si en la campaña 1999-00, el pasivo estaba repartido entre 145,9 millones de euros de pasivo no exigible (fondos propios más ingresos diferidos) y 250,2 millones de pasivo exigible, el déficit se ha incrementado de forma progresiva y sustancialmente hasta suponer el ochenta por ciento de su financiación global.
Eso quiere decir que por cada cien euros de financiación de que dispone el Madrid, 80 euros los debe y solamente unos 20 euros no son exigibles. La cara fea de un endeudamiento muy elevado se traslada a la solvencia del club esto es, qué se tiene y qué se debe. La llamada solvencia global relaciona, en términos financieros, los activos de una entidad con sus pasivos exigibles, sus deudas.
El secreto de una entidad no está en lo que factura. Es muy importante, desde luego, potenciar los ingresos y multiplicarlos. Pero al propio tiempo la clave de una buena gestión empresarial radica en saber controlar económicamente la cuenta de resultados, actuando férreamente sobre los gastos, domándolos, siendo implacable con ellos. Si a día de hoy el Madrid tiene la deuda que tiene, no hay vuelta de hoja: el crecimiento se ha conseguido a golpe de endeudamiento pero sin haber generado superávits. Por ende, la asignatura pendiente es la de conocer las cuentas de resultados del Madrid. Si las intenciones eran buenas y los propósitos excepcionales, la gestión, económicamente hablando, no ha sido edificante. Así se explican las deudas.
Y eso que el Madrid es el club europeo que lideró el ranking por ingresos en las dos pasadas campañas. A buen seguro que Ramón Calderón no debe estar ahora para demasiadas bromas.
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